Es el ciclo de la vida.
Nacemos, crecemos, ganamos experiencia y
conocimientos mientras nuestro cuerpo sufre modificaciones morfológicas y
fisiológicas que nos llevan poco a poco hasta la vejez.
Muchos aceptamos los efectos del paso del
tiempo con una cierta gracia (¿qué se le
va a hacer?, nos decimos a nosotros mismos, ¡es ley de vida!)
Otros, no lo llevan tan bien.
Y los hay que sienten un miedo irracional a
envejecer.
Gerascofóbicos, les llaman.
A ell@s la llegada de la vejez se les hace
muy, pero que muy cuesta arriba.
¿Y tú?
¿Dónde te encuentras en la escala de
aceptación del ciclo de la vida?
¿Te cuesta hacerte a la idea de que poco a
poco van a ir apareciendo en tu rostro y en tu cuerpo las señales del tiempo?
Normal.
No es nada fácil levantarte por la mañana,
mirar al espejo y descubrir otra arruga dominando tu frente. Implacable,
amenazadora.
Ni lo es sentirte juzgada cada vez que te
encuentras en una reunión con gente más joven.
O poco segura sobre tu apariencia cuando vas a
buscar trabajo o cuando sales de fiesta con tus amigas.
Y es que las normas sociales no escritas
exigen un exterior "perfecto", sobre todo a la hora de buscar trabajo
o “lanzarnos al mercado” de nuevo, tras un divorcio o separación.
Pero si es así, no te preocupes.
En absoluto.
Porque hoy en día, puedes ponerle el “freno de
mano” al paso del tiempo.
Te encuentres donde te encuentres en esa
escala, es posible retrasar la aparición de las señales de la vejez y hacerlo
de una manera segura y eficaz.
Sí, lo has acertado.
Estamos hablando de los tratamientos de Botox.
EL BOTOX PREVENTIVO
El Botox está siendo utilizado cada vez con más
frecuencia para tratamientos preventivos.
Y tiene mucho sentido.
Si esperamos hasta que las arrugas se hayan
grabado firmemente en la piel rompiendo la piel, nos resultará mucho más
difícil suavizar su apariencia de nuevo.
En cambio, si les ponemos obstáculos desde el
primer día, no van a poder desarrollarse con tanta facilidad.
El tratamiento de Botox se suele utilizar para
las líneas faciales y las arrugas que se forman por movimientos musculares
normales que hacemos todos los días como hablar, reírnos, masticar,
sorprendernos...
Si se inicia un tratamiento de Botox con
finalidades preventivas, tanto a las personas, como a los músculos, se les
puede entrenar para que eviten hacer el tipo de gestos y expresiones que contribuyen
al empeoramiento de sus líneas y eso, en realidad, viene a significar que se
necesitaría menos Botox o que se necesitaría con menos frecuencia.
¿No lo ves claro?
Tenemos un ejemplo muy peculiar, que te
convencerá.
El caso
de las gemelas que dejaron de ser idénticas
Te presentamos a Kate y Jessica (nombres
ficticios), las idénticas gemelas que se sometieron a un estudio de trece años
dirigido por el dermatólogo bostoniano Dr. Kenneth Arndt.
A Kate le empezaron a inyectar Botox en
diversas partes de su rostro (frente, entrecejo, y al lado de los ojos) 2 ó 3
veces al año desde que tenía 25 años de edad.
Jessica, la otra gemela, sólo recibió dos
tratamientos de botox en la frente y entrecejo, el primero a los 32 años, y el
segundo a los 35.
¿Sorprendentes?
De gemelas, Kate y Jessica, pasaron a ser
simplemente mellizas.
Kate encantada; Jessica, menos feliz, y
deseando que se la hubiese escogido a ella para iniciar el tratamiento antes.
Porque, tal y como concluye el Dr. Ardnt, el
tratamiento preventivo de Kate detuvo la formación de las llamadas líneas
permanentes que se manifiestan con el tiempo como resultado del deterioro del
tejido dérmico y epidérmico causada por las repetidas contracciones musculares.
Pero es que, además, el Dr. Ardnt especulaba
que puede que sea probable que un tratamiento con Botox a largo plazo pueda
prevenir el desarrollo de las líneas impresas no sólo mediante la inhibición de
la capacidad del paciente para contraer el músculo, sino también a través de la
modificación del comportamiento del mismo.
Es decir que un tratamiento de larga duración
iniciado de manera preventiva cuando las arrugas aún no han tenido tiempo de desarrollarse,
hace que la persona se acostumbre a tener poca, o ninguna necesidad de contraer
el músculo objetivo.
Sabemos lo que estarás pensando:
“Eso no
puede ser bueno.
Si un
músculo no se contrae como tiene que contraerse, tendremos un aspecto poco
natural”.
Conclusión lógica pero no cierta.
Sobre todo si te pones en manos de expertos en
Medicina Estética Facial, que sepan exactamente dónde y cuánto Botox deben
inyectar.
En tu caso, lo tienes fácil, porque acabas de
encontrar a ese equipo experto: El equipo de FC Facial CLINIQUE.
Gerascofóbica o no, si la idea de perder tu
belleza juvenil no te deja dormir por la noche, piensa que existe una opción:
los tratamientos de Botox preventivos.
Y los demás, que digan lo que quieran.
¿Tienes dudas sobre el tratamiento? Desmentimos siete mitos sobre el Botox aquí.
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