Aunque hasta no hace mucho se creía que el envejecimiento de la piel iba directamente relacionado con la genética, es decir, que por ejemplo si a vuestra madre le salían arrugas a una edad temprana a ti te iba a pasar lo mismo, resulta que esto es “casi” un mito. La realidad es que la genética influye en un porcentaje aproximado de un 30% en el proceso de envejecimiento de la piel, afectando de una manera mucho mayor los hábitos de vida, lo factores hormonales y los factores externos.
El envejecimiento cronológico es el que viene determinado de manera genética, contra éste tipo de envejecimiento no podemos luchar, pues viene marcado en nuestro ADN. Hay pieles que envejecen antes y otras que envejecen después, solo hay que tener la suerte de estar en este último grupo, pero esto es algo que está fuera de nuestro alcance. Los primeros síntomas de envejecimiento de la piel son la flacidez, pérdida de volumen, arrugas que van apareciendo…
El foto-envejecimiento es aquel que se produce debido a la agresión de factores externos, sobre todo del sol. Solo tenéis que pensar en culturas asiáticas en las que está mal visto estar moreno (pues se asocia al trabajo de campo y al no tener dinero) y darse cuenta que en ciertos países las mujeres parece que son más jóvenes para la edad que tienen. Su único truco es mantenerse alejadas de la incidencia de los rayos solares. Está en tu mano decidir si prefieres estar morena o tener una piel más joven. Las dos cosas a la vez es algo prácticamente imposible. Evita por lo menos en cualquier caso las horas de mayor incidencia de los rayos UVA y UVB y usa siempre protector.
Las hormonas también juegan un papel fundamental en la piel, y el envejecimiento hormonal se debe principalmente a la llegada de la menopausia. A partir de los 45 años la producción de estrógenos disminuye y después de la menopausia aumenta un 30% el ritmo de pérdida de colágeno, además de un 25 por ciento de agua y un 25 por ciento de lípidos de la superficie durante los siguientes 5 años. Inevitablemente la piel se resiente y aumenta su flacidez perdiendo volumen e hidratación.
Otros factores como son malos hábitos en la alimentación, sedentarismo, dormir poco, el estrés laboral, fumar, el alcohol, la contaminación, etc. producen una liberación de radicales libres que aceleran el envejecimiento como otras veces habréis leído en nuestro blog.
En la cara los efectos se van notando en el aspecto de cansancio del rostro, provocado por la pérdida de volumen en determinadas zonas de la cara además de aparecer síntomas de flacidez.
Las técnicas de relleno ayudan a mejorar estas alteraciones de una manera rápida y segura, restaurando el volumen natural del rostro. El Biolifting es una técnica médica no quirúrgica que recupera el volumen perdido y la estructura de la piel, aportando tensión y firmeza a la misma, estimulando la formación natural de colágeno.
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