martes, 15 de enero de 2013

Que la hiperhidrosis no te haga sudar la gota gorda.



Si no sufrís esta enfermedad o alguien cercano a vosotros la sufre quizás no conozcáis siquiera este problema que afecta a miles de personas de forma crónica y que condiciona negativamente sus relaciones personales y actividades en sociedad. Este problema afecta a un 3% de la población en su clasificación primaria, sin causa evidente y pudiendo afectar en cualquier momento de la vida del afectado. Esas personas tienen un 40% de posibilidades de tener otro enfermo en su familia con el mismo problema por lo cual se considera una enfermedad hereditaria.

En sí, la hiperhidrosis consiste en una sudoración o transpiración excesiva de la piel como efecto de una sobreactividad del sistema nervioso simpático, por lo que es inevitable que ocurra ya que no puede ser controlada por el consciente. Desgraciadamente la sudoración se presenta  independientemente del estrés nervioso, de la temperatura del cuerpo o del estado emocional.

Los afectados por la hiperhidrosis pueden sufrir este problema en una o varias regiones de su cuerpo, palmar, plantar axilar y facial, esta última altamente relacionada con el rubor facial. Notaremos que alguien tiene este problema porque las personas que sufren sudoración facial tienen que llevar consigo algún pañuelo con el que secarse casi constantemente el sudor de la frente. Puede ocurrir que la sudoración se localice en la frente o que el problema afecte a toda la cara o cabeza. En lugares cerrados, sin ventilación o aire acondicionado, los enfermos de hiperhidrosis tienen una mayor tendencia a sudar, se forman gotas de sudor que chorrean por la frente o la cara y como es lógico provoca un rechazo que incomoda al afectado, el cual por nervios se concentra más en su problema que en aquello que ocurra a su alrededor, acelerando el proceso de transpiración.

Existen diversas soluciones a este problema; la cirugía a través de una Simpaticotomía Torácica es altamente efectiva; la psicoterapia ayuda a canalizar el estrés y evitar las situaciones de nervios donde la sudoración se hace incontrolable. Se ha demostrado también que la toxina botulínica tiene efectos positivos ante esta enfermedad y están recomendados especialmente los tratamientos faciales ya que ayudan a paliar el problema.

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