lunes, 1 de abril de 2013

La rosácea, no confundir con la cuperosis



A menudo se confunde la rosácea con la cuperosis debido a que los síntomas son muy pero que muy parecidos, pero son diferentes ya que la cuperosis se trata de un problema estético que requiere un tratamiento estético puramente, pero la rosácea lo que necesita es un tratamiento médico. En muchos casos existen personas que presentan ambas.

La rosácea es una enfermedad crónica que empieza a aparecer por enrojecimientos episódicos de la piel, sobre todo del rostro. Esos enrojecimientos van siendo cada vez más persistente y empiezan a aparecer lesiones inflamatorias. Aunque pueda aparecer en la adolescencia la mayoría de los casos se manifiestan a partir de los cuarenta años. Popularmente se cree que la rosácea es una enfermedad más propia de las mujeres, pero afecta a ambos sexos por igual. La experiencia demuestra que son las mujeres las que más se preocupan por su aspecto físico y que por lo tanto son las que más recurren al médico para diagnosticar esta afección. En el sexo femenino la enfermedad suele ser más leve, y su manifestación más evidente, el rinofima es exclusivo del varón. ¿Nunca habéis visto alguna persona mayor con la nariz algo deformada y su piel oscurecida y aspecto escamada? Seguro que sí, pues el rinofima es más común de lo que parece y es justamente eso, la deformidad de la nariz por engrosamiento anormal de la piel. La rosácea también es más común entre personas de piel clara.

Existen 4 subtipos de rosácea:

Rosácea eritemato-telangiectática: caracterizado por un enrojecimiento facial persistente acompañado de episodios de rubor y aumento de los vasos sanguíneos.

Rosácea papulopostular: cuando al rubor persistente se le suman alteraciones inflamatorios denominadas pústulas. Se podría confundir con acné, pero no existen puntos negros ni blancos en este caso.

Rosácea fimatosa: aparecen grandes nódulos inflamatorios acompañados del engrosamiento de la piel y que deriva en las “fimas” de la rosácea, localizadas en la mayoría de los casos en la nariz y en ocasiones en la frente y barbilla.

Rosácea  ocular: se caracteriza por la aparición de lesiones oculares y afecta a la mitad de las personas a las que ataca este subtipo de rosácea. Quemazón, picor, sequedad ocular, intolerancia a la luz, son síntomas de esta rosácea. Es común que el oftalmólogo no identifique este trastorno por tratarse realmente de un caso de dermatólogo, pero es importante recibir tratamiento ya que pueden desembocar en complicaciones oculares graves.

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